La cadena de las legumbres: el norte de Córdoba se hace global con las “specialities”

En los últimos cinco años, las exportaciones de garbanzos y otras especialidades se cuadruplicaron. Por qué esta región tiene potencial para consolidarse como un polo productivo de estos alimentos.

Durante el boom de la soja que ocurrió entre los años 2008 y 2012, hubo una palabra extranjera que se coló dentro del diccionario económico argentino: “commodity”.

Es el término con el que se denomina a las materias primas que se comercializan a nivel global y que suelen tener mercados de referencia que les ponen un precio: además de los granos, otras commodities son, por ejemplo, el petróleo o los metales, como el oro y la plata.

Aunque todavía no tiene ese nivel de conocimiento lingüístico, de a poco hay otra expresión de origen foráneo que se está haciendo lugar en el mundo de los negocios, sobre todo en el norte cordobés: “speciality”.

En este caso, designa a aquellos productos alimenticios que son más bien de nicho: tienen un menor consumo global y no poseen mercados de referencia. Por eso, se los denomina “especialidades” y contemplan, por ejemplo, a las legumbres (garbanzo, porotos, lentejas, arvejas y otras) y a otros alimentos para consumo humano o animal, como el maíz pisingallo, la chía, el sésamo, el mijo o la moha (semillas para pájaros).

¿Por qué esta palabra ya se pronuncia con mucha tonada cordobesa? Porque en los departamentos Colón, Río Primero y Totoral se ha consolidado un polo de producción e industrialización de “specialities” que genera valor agregado a través de las exportaciones.

Según datos recopilados por la Agencia ProCórdoba en base a información del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), entre 2010 y 2015 se exportaron desde Córdoba un promedio de 16.400 toneladas anuales de especialidades (el cálculo contempla garbanzo, porotos mung, rojo y blanco, lentejas, mijo y moha).

En el último lustro, esa cifra se multiplicó casi por cuatro: se alcanzó una media de 63.000 toneladas, con un pico de casi 85.000 en 2017.

El mismo camino recorrió la generación de divisas, que subió de un promedio de 16 millones de dólares a uno de casi 50 millones, con el récord de 90 millones en el año mencionado.

EL NORTE DE CÓRDOBA, CADA VEZ MÁS “ESPECIALIZADO”

En los últimos dos ejercicios, tanto el volumen como la facturación retrocedieron con fuerza como consecuencia de que el garbanzo sufrió dos malas cosechas, acompañadas por bajos precios. De todos modos, los valores duplican a los del promedio 2010-2015.

FORTALEZAS Y OPORTUNIDADES

La apuesta del norte cordobés por las especialidades deriva de lo que fue la irrupción del garbanzo como parte de las rotaciones agrícolas del invierno, algo que tuvo lugar en la última década. Esto generó inversiones por más de 30 millones de dólares para la instalación de plantas en el norte provincial.

La legumbre fue así el puntapié que decantó en la adopción de otras especialidades: tanto las empresas, cuyas máquinas selectoras pueden adaptarse a distintos productos, como los productores, desarrollaron el know how para incorporar otras variedades a su portafolio.

“El polo exportador del norte cordobés se comenzó a armar a partir del garbanzo. Pero como este cultivo tuvo un par de malos años tanto productivos como de mercado, y la capacidad instalada de las empresas sigue estando y los clientes también, se empezó a incorporar otros productos que agregan valor, como los porotos que son de verano, y ayudan a rotar los campos y mantener las plantas industriales siempre activas”, repasa Mercedes Amuchástegui, gerenta de comercio exterior de Tecnocampo.

Para Adrián Poletti, experto en el mercado de especialidades y secretario de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), el norte de Córdoba corre con varias ventajas que lo posicionan en esta actividad.

“Tiene un ambiente geográfico muy propicio para la producción de especialidades, porque la calidad de suelo es buena y el clima es similar al del norte del país pero más estable y con mayor humedad. Además, hay una infraestructura desarrollada de primer nivel de plantas de proceso y equipos de riego en los campos; y una calidad de recursos humanos excelentes, con profesionales de primer nivel preparados específicamente para trabajar en este rubro”, menciona Poletti.

Otra ventaja con respecto a su “competidor” en la producción de legumbres, que es Salta, es la cercanía de los puertos. “Córdoba está a mitad de camino desde Salta y sale por autopista hacia el río Paraná, esa realidad es imposible de equiparar”, agrega. De hecho, muchas de las empresas que exportan desde Córdoba originan los alimentos en esa provincia o los compran a productores salteños.

MIRANDO AL SUR

Por ser productos que no tienen un amplio mercado global como los granos extensivos (soja, maíz y trigo) y que se destinan a consumo humano directo, las empresas negocian de manera directa con los importadores y necesitan estandarizar los parámetros de calidad. Por ello, la integración vertical se impone casi como una obligación.

De ahí que el gerente del Clúster del Garbanzo y otras legumbres de Córdoba, Gabriel Butto, no duda: “Es la oportunidad de que las legumbres sean para el norte, lo que el maní fue para el sur provincial”.

La referencia no es azarosa: la cadena manisera concentrada en los departamentos Juárez Celman, Tercero Arriba y Río Cuarto logró posicionar al maní cordobés como el de mejor calidad global, al punto de estar en el podio de las exportaciones mundiales.

El trabajo incluye a productores que, coincide Butto, por medio del conocimiento adquirido con el garbanzo, cada vez diversifican más su cartera agrícola. “Algunos cosecharon este año 3.000 kilos por hectárea de lentejas, bajo riego, que es una barbaridad. Otros ya están pensando en dejar el 80 por ciento de sus lotes para porotos u otras legumbres. Hay una alternativa de negocios creciente y muy importante”, añade.

Una ventaja es que, pese a que la soja y el maíz están con precios por encima de sus valores históricos, las cotizaciones de las especialidades son muy buenas y corren con un plus: no tienen retenciones.

Fuente: La Voz

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